El racismo institucional
Buscando una solución a este problema secular hispánico observo que la
mancha semitica continúa fluctuando por nuestro imaginario colectivo
18/07/2010 - Autor: Anouar Astilleros -
Maurofobia, una costumbre muy arraigada
Aún no salgo de mi asombro a propósito del estudio
de Movimiento contra la
intolerancia presidida por Esteban Ibarra. En dicho estudio se
afirmaba que 2 de cada tres niños no se sentaría en el pupitre con un gitano y
/o marroquí y que 1 de cada dos no lo haría con un judio. Este dato, y me
consta, ha pasado prácticamente desapercibido en la prensa española.
Lo cierto es que es más que preocupante que en España cientos de miles de
niños musulmanes-marroquíes sean discriminados de este modo masivo. Me ha
costado encontrar información al respecto, a pesar de ser una noticia de enorme
relevancia. En una proporción significativa los niños rechazan a los
homosexuales (40%) aunque éstos gozan de sus fiestas, del apoyo de la
propaganda periodistica y hasta de Alcaldes del PP. No sucede así con el
diverso y enorme colectivo de inmigrantes como los musulmanes marroquies que
son silenciados, excluidos, despreciados e insultados en la intimidad de
nuestras casas.
Suerte que estamos en democracia, sino, quizás ya tendríamos que pensar en
una nueva expulsión (esta vez "ciudadana ") como tantas veces he
podido leer en múltiples foros de periódicos supuestamente respetables como El
Pais y El Mundo. Parte de la responsabilidad de esta situación se debe a los
medios de comunicación, grupo Prisa, Unidad editoria S.A y otros muchos, que
explotan de un modo más que preocupante el desprecio sutil (que no miedo) a todo
lo que suene a Islam.
Es tan asombroso que este racismo institucional no
sea atajado por un partido que se dice de izquierda que siento auténtico pánico
el día que la derechona se tome la revancha. El PSOE no ha hecho nada para
atajarlo sino que ha usado el miedo al inmigrante para escudarse en su mala
gestión e incluso se ha usado la cuestión del (ay, que cansancio) del
velo para bucar la redención de otra malas gestiones apoyándo iniciativas
totalmente irresponsables, como partidos vinculados a la izquierda com el
PSC de Cataluña y en sus resepectivos domicilios y feudos, aliándose con
partidos xenófobos para tales efectos. Buscando una solución a este problema
secular hispánico observo que la mancha semitica continúa fluctuando por nuestro
imaginario colectivo.
Nos han educado (en democracia) a despreciar al magrebí en silencio, a
ocultarlo, a humillarlo. Es tan absolutamente grave y desesperanzador que las
libertades de cartón piedra de la nación española se quedan en poco cuando son
admitidos éstos datos sin apenas eco en la prensa y sin ninguna medida drástica
por parte del poder politico.
Para ellos, cuando la cuerda està a punto de romperse, basta ondear los
valores maurofóbicos y de desprecio al todo lo que suene a islam para
congraciarse con la parroquia más intransigente.
La realidad pastosa de esta España es, decidimente, la exclusión, el racismo
encubierto, la bondad falseada, la demagogia y el pegajoso sentimentalismo
propio del tardofranquismo. En cierto modo no hay nada que objetar. Cada uno
somos hijos de nuestro tiempo, pero bien podrían los que se dedican a la
propaganda y publicidad de supuestos DDHH aplicar un buen plan correctivo de
educación social a través de estos medios tal y como lo hacen, por ejempleo,
defendiendo los derechos de los homosexuales y otros colectivos que quizás
interesan económicamente.
Si ellos son protegidos y amparados por el poder politico y casi la totalidad
de los medios de comunicación (por lo cual no tengo nada que objetar) así como
otras minorías como la judía (que sufre también discriminación) no entiendo por
qué no atajar de una vez por todas y desde el espectro politico, el terrible
racismo antimagrebí que se vive en este país.
Buscando una solución a este problema secular hispánico observo que la
mancha semitica continúa fluctuando por nuestro imaginario colectivo
18/07/2010 - Autor: Anouar Astilleros -
Maurofobia, una costumbre muy arraigada
Aún no salgo de mi asombro a propósito del estudio
de Movimiento contra la
intolerancia presidida por Esteban Ibarra. En dicho estudio se
afirmaba que 2 de cada tres niños no se sentaría en el pupitre con un gitano y
/o marroquí y que 1 de cada dos no lo haría con un judio. Este dato, y me
consta, ha pasado prácticamente desapercibido en la prensa española.
Lo cierto es que es más que preocupante que en España cientos de miles de
niños musulmanes-marroquíes sean discriminados de este modo masivo. Me ha
costado encontrar información al respecto, a pesar de ser una noticia de enorme
relevancia. En una proporción significativa los niños rechazan a los
homosexuales (40%) aunque éstos gozan de sus fiestas, del apoyo de la
propaganda periodistica y hasta de Alcaldes del PP. No sucede así con el
diverso y enorme colectivo de inmigrantes como los musulmanes marroquies que
son silenciados, excluidos, despreciados e insultados en la intimidad de
nuestras casas.
Suerte que estamos en democracia, sino, quizás ya tendríamos que pensar en
una nueva expulsión (esta vez "ciudadana ") como tantas veces he
podido leer en múltiples foros de periódicos supuestamente respetables como El
Pais y El Mundo. Parte de la responsabilidad de esta situación se debe a los
medios de comunicación, grupo Prisa, Unidad editoria S.A y otros muchos, que
explotan de un modo más que preocupante el desprecio sutil (que no miedo) a todo
lo que suene a Islam.
Es tan asombroso que este racismo institucional no
sea atajado por un partido que se dice de izquierda que siento auténtico pánico
el día que la derechona se tome la revancha. El PSOE no ha hecho nada para
atajarlo sino que ha usado el miedo al inmigrante para escudarse en su mala
gestión e incluso se ha usado la cuestión del (ay, que cansancio) del
velo para bucar la redención de otra malas gestiones apoyándo iniciativas
totalmente irresponsables, como partidos vinculados a la izquierda com el
PSC de Cataluña y en sus resepectivos domicilios y feudos, aliándose con
partidos xenófobos para tales efectos. Buscando una solución a este problema
secular hispánico observo que la mancha semitica continúa fluctuando por nuestro
imaginario colectivo.
Nos han educado (en democracia) a despreciar al magrebí en silencio, a
ocultarlo, a humillarlo. Es tan absolutamente grave y desesperanzador que las
libertades de cartón piedra de la nación española se quedan en poco cuando son
admitidos éstos datos sin apenas eco en la prensa y sin ninguna medida drástica
por parte del poder politico.
Para ellos, cuando la cuerda està a punto de romperse, basta ondear los
valores maurofóbicos y de desprecio al todo lo que suene a islam para
congraciarse con la parroquia más intransigente.
La realidad pastosa de esta España es, decidimente, la exclusión, el racismo
encubierto, la bondad falseada, la demagogia y el pegajoso sentimentalismo
propio del tardofranquismo. En cierto modo no hay nada que objetar. Cada uno
somos hijos de nuestro tiempo, pero bien podrían los que se dedican a la
propaganda y publicidad de supuestos DDHH aplicar un buen plan correctivo de
educación social a través de estos medios tal y como lo hacen, por ejempleo,
defendiendo los derechos de los homosexuales y otros colectivos que quizás
interesan económicamente.
Si ellos son protegidos y amparados por el poder politico y casi la totalidad
de los medios de comunicación (por lo cual no tengo nada que objetar) así como
otras minorías como la judía (que sufre también discriminación) no entiendo por
qué no atajar de una vez por todas y desde el espectro politico, el terrible
racismo antimagrebí que se vive en este país.